El guardián del silencio

Todo empezó una mañana…
Como de costumbre, me desperté oyendo los gritos de mi padre hacia mi madre. Mi padre es una persona que no sabe solucionar las cosas si no es a base de gritos, no tiene remedio. Por otro lado, mi madre es una persona tranquila pero vulnerable, con un solo grito de mi padre se derrumba en sus lágrimas y se esconde en algún rincón de la casa. Así son todas las mañanas en mi casa, pero ese día iba a ser algo distinto; ese día empezábamos con la mudanza, y todo gracias a la mierda de empleo de mi padre.
Ahora que ya había hecho amigos en este pueblucho, me toca mudarme de nuevo, nunca he estado mucho tiempo en cada sitio que he vivido, y nunca he podido hacer grandes amistades… Me gustaría tener más confianza en mí mismo y poder hacerle frente a mi padre, pedirle que nos dejemos de mudar, pero ni eso tengo; soy tan patético que no sirvo para nada. Desde muy pequeño, he sido criado con los gritos de mi padre, y eso ha hecho mucha mella en mí. Me robó hasta mis sueños más preciados…
Por cierto, aún no me he presentado, me llamo Nico y esta es mi historia.

Nico: Buenos días, ¿a qué vienen estos gritos mañaneros?
Padre: ¡Cállate y desayuna! No tenemos tiempo que perder; nos tenemos que ir cuanto antes a la nueva casa.
Madre: Cariño, hay tiempo de sobra, deje que desayune Nico a gusto al menos…
Padre: ¿Tiempo de sobra dices, mujer? ¡No hay tiempo! Se formará atasco y no llegaremos hasta la noche, y no me gustaría tirarme toda la tarde dentro del coche
Nico: Pero, padre…
Padre: ¡He dicho que nos vamos ya! Venga coged las maletas. Por hablar te has quedado sin desayunar, Nico, ¡vamos, ve a por tu maletas!
Nico: Lo que tu mandes, padre…

Al cabo de unos minutos bajamos ya al coche, y empezó nuestro nuevo viaje a otra ciudad desconocida para mí y en la cual no duraría más de un año. Todo esto era horrible. Nunca estaría estable en algún lado si no le hago frente a mí padre, pero no puedo, no soy nadie para hacerlo.

Padre: ¡Os lo dije! Maldito tráfico. Y todo por tu culpa Nico, eso por querer desayunar a gusto.
Nico: Sí, padre, sí…
Padre: ¿Qué has dicho?
Nico: Nada…
Padre: ¡No me contestes! Mira que te arreo una en tu cara, estúpido malcriado…
Madre: Tranquilo, cariño, si no ha…
Padre: ¡Cállate tú también! Que también tienes parte de culpa de que estemos aquí metidos… Menuda familia me ha ido tocar.
Nico: Sí… Ojalá me abandonaras en la próxima gasolinera.
Madre: Chssss… Calla Nico
Padre: He dicho que no me contestases, mocoso. Soy capaz de dejarte tirado aquí mismo si lo deseas.
Nico: Déjame.
Madre: ¡Nico!
Padre: ¡Tú lo has querido! Bájate del coche ahora mismo.
Nico: Vale…
Madre: ¡Nico, no!

Fui capaz de hacerle frente en ese momento pero ahora…Ahora estaba en medio de una carretera, solo. Sí, fue capaz de abandonarme, y mi madre sin poder ayudarme, tan débil es que no ha podido decirle nada a mi padre para que no me dejase tirado. Menuda familia tenía, pero ahora, si salgo de esta, claro, viviré como yo quiera, pero no sé por dónde empezar.
Bueno lo primero será quitarme del arcén, supongo.

Han pasado ya unas horas y sigo aquí aún. Vale, me quite del arcén y anduve un poco por el prado pero, al no saber dónde ir, me senté en la hierba y me quedé a contemplar el cielo. Dentro de unos minutos empezará ha anochecer y yo sin sitio donde refugiarme.
¡Ufff! Qué valiente fui al enfrentarme a mi padre, pero menuda mierda estoy ahora hecho. No sé qué hacer… Quiero llorar incluso, pero si lo hago me derrumbare.
¡Espera! Oigo unas voces y, que yo sepa, aún no he llegado al nivel de locura; algo esta pasando por aquí cerca. ¿Qué hago, ir o no ir? Nunca he sabido decidir las cosas por mí mismo, pero ya va siendo hora, así que iré donde oigo los gritos. Espero llegar.

Seguí tras la pista de los gritos. El día se estaba acabando, empezaba a oscurecer, no sé si aguantaría una noche solo, en medio de la nada y oyendo esos gritos que parecía que venían de alguien que ha sufrido mucho en su vida; era doloroso hasta oírlo.
No sabía lo que me podía encontrar pero igualmente iba a buscarlo, costase lo que costase.

Cayó la noche. Ahora sí que estaba asustado. No sé qué he de hacer y, la verdad, temo a la noche. Sí, eso he dicho, la temo; me recuerda a la muerte, toda negrura, y el viento frío igual que la guadaña de ésta, pero aún así no me rendiré.
Los gritos no cesan, y ya sólo me queda un sitio donde mirar: el bosque que avisté hace rato. Creo que miraré por los bordes; ya esta demasiado oscuro como para adentrarse. En caso de que tuviera que hacerlo, lo haría cuando amaneciese. No quiero perderme más de lo que estoy ya.

Me iba acercando al bosque y los gritos eran más cercanos. Me iban a estallar los tímpanos si no los paraba. Empecé a visualizar una silueta. Parecía de una niña, más o menos de mi edad, no estaba seguro. Bueno, en ningún momento desde que me bajé del coche había estado seguro, para qué negarlo.
Me iba acercando a la silueta. De ella procedían los gritos…

Nico: ¡Perdona! ¿Estás bien…?
¿?: ¡¡¡ARRRRRRRRRRRRRGGGG!!!

No dejaba de gritar, así que decidí acercarme, y cuando estuve cara a cara con la niña, no pude creer lo que veían mis ojos. Era una chica totalmente destrozada, estaba llena de arañazos y moratones, su piel era casi gris, tenía unas ojeras enormes y rojas de tanto llorar… Se podría decir que casi no era humano.

Nico: ¡DIOS! ¿Qué te ha pasado? ¿Puedes hablar?
¿?: …

No sé si podía hablar o no, pero parecía como más tranquila. ¿Sería por mi presencia? No lo sé, pero me arrodillé para verla bien la cara y secarle las lágrimas con un clinex que llevaba encima.
Ha tenido que sufrir mucho en la vida esta niña. Y yo que pensaba que era el más infeliz del mundo… Pensé mal.
Dejó de gritar, pero ahora, a lo lejos, oía unos zapatones, algo se acercaba…

¿?2: ¡¿Saray?!
¿?: Mmm….
Nico: Te llamas Saray entonces.
¿?: Mmm

Los zapatones que escuché ya estaban aquí. Ante mi presencia apareció lo que iba siendo un hombre de unos dos metros de altura y de musculatura delgada, no le podía ver la cara, ya que todo su cuerpo estaba metido en una especie de túnica marrón, desgastada.

¿?2: ¿Quién eres? Y ¿Qué haces aquí con ella? ¡Contesta!
Nico: Y… Yo… Yo soy Nico, y estaba por aquí y oí sus gritos y me acerque haber que había pasado. No le he hecho nada malo ¡lo juro!
¿?2: Nico dices… Te esperaba. Pero ya te contaré. Yo soy mmmJOKER. Ayúdame a llevar a Saray a su habitación, y mañana por la mañana hablamos.

No me negué a ayudarle, y más después de haber oído que me estaba esperando. No sé qué quiso decir exactamente con eso, pero estaba intrigado, y quería descubrir lo que estaba pasando y lo que me iba a pasar.

Tras meternos en el bosque, Joker me empezó a guiar hasta lo que parecía un pueblecito pequeño y algo abandonado. Llevaba a Saray en mi espalda, y parecía que se había calmado y dormido. Joker me señalo una casa abandonada del pueblecito. Con eso me quiso decir que allí vivía Saray y que fuera a dejarla allí. Cumplí su orden.
Fui hacía la casa, y cuando entré vi que estaba todo hecho una mierda, todo era horrible, lleno de telarañas, polvo, y alguna que otra rata se oía en ese ambiente tan caótico. Busqué la habitación donde dormía Saray, y cuando la encontré la tumbé en su cama y la tapé con el trozo de tela que había, porque eso no se podía llamar sábana.

Salí de la casa y enfrente me estaba esperando Joker. Me dio una señal como para que me acercase a él.

Joker: Ahora te indicaré dónde dormirás. Mañana por la mañana hablaremos en mi cabaña. Sígueme.
Nico: Vale, pero ¿qué es todo esto?
Joker: Nada de preguntas ahora. Mañana podrás hacerme todas las que quieras ¿entendido?
Nico: Vale, lo he entendido.

Joker me llevó hasta otra casa abandonada del pueblecito. Todo esto me parecía muy caótico y extraño. Me dio otra señal para decirme que esa noche la pasaría allí, y que mañana le buscase, así que, después, me adentré en la casa y busqué el dormitorio para dormir y pasar la noche cuanto antes.

Llegó la mañana, y cuando abrí los ojos ¡Menuda sorpresa! Todo había cambiado. Ahora estaba como en una especia de casa de cuento de hadas; colores de paredes muy llamativos y que parecían dulces.
Salí fuera de la habitación, y cada vez iba mas sorprendido. Todo ha cambiado de la noche a la mañana; ahora estaba dentro de un cuento de hadas… ¿Cómo puede ocurrir esto?

Salí al exterior y, para no acabar con las sorpresas, vi otro bosque muy distinto del que había visto la noche anterior. Todo parecía un cuento, y mas sus ciudadanos… Sí, había gente, y todos eran críos de mi edad o menor, pero eran raros. No sabría explicarlo, pero sus ropas no eran como las normales en las ciudades. Parecían gnomos, pero al menos parecían felices, no como Saray… Por cierto, ¿debería ir a verla?

Antes de salir del porche de mi casa, una hadita me paró en seco. Era bajita y con trenzas azuladas y con unos ojos azules cristalinos. Tenía unas pequeñas alitas, y su vestido era como una especia de traje de novia, pero con la falda más corta.

¿?: ¡BUENOS DÍAS! Eres Nico ¿verdad?
Nico: Em… Buenos días. Sí, soy Nico… Y tú eres…
¿?: Mi nombre es LUPITA, me envía Joker. Me ha pedido que te guíe hasta su casa y, después, que te enseñe el pueblo, jijiji.
Nico: ¿En serio? Bueno, pues encantado, Lupita. Vayamos a ver a Joker.
Lupita: ¡Siiiiiii! Vamos rápido para así tener luego más tiempo para jugar.

Lupita parecía una niña encantadora, pero que fuese vestida de hadita… Me daba algo de respeto, la verdad. Todo esto me parecía muy extraño, pero en unos momentos supongo que averiguaría qué esta pasando en ese pueblo tan extraño.

Me cogió de la mano y echó a correr. No tuve más remedio que correr con ella. Estaba toda ilusionada, a saberse por qué.
Nos empezamos a dirigir hacía el norte del pueblo. A lo lejos, se empezaba a contemplar una especie de mansión, pero algo fantástica. Parecía que la habían dibujado, o algo de eso. Era muy irreal.

Lupita: Joker vive aquí, así que adelante.
Nico: Muchas gracias por traerme, Lupita.
Lupita: Muchas de nadas, Nico. Yo te esperaré aquí; Joker está algo enfadado conmigo, y no quiere verme en un tiempecillo.
Nico: Pronto se le pasará, es una buena persona.
Lupita: Lo sé, pero hice algo muy malo…
Nico: Bueno, no te preocupes. Todos hemos hecho cosas malas en esta vida, y aún seguimos aquí, ¿o no?
Lupita: Siiiiii, tienes razón. Bueno, entra, si no Joker se enfadará.
Nico: Vale, ya voy. Venga, hasta luego, amiguita.
Lupita: ¡¡¡Hasta luego!!!

Cuando me despedí de Lupita entré en la mansión. Era tan irreal, que no sé qué me iba a encontrar dentro, sólo sé que Joker iba a estar allí, y que por fin vería cómo era su rostro.
Llamé a la puerta y esta se abrió sola, por arte de magia. Sinceramente, me lo esperaba. Era tan irreal todo, que creo que estoy muerto y que todo esto es mi sueño eterno.

Empecé andar por el pasillo. El pasillo estaba lleno de retratos y de armaduras; parecía el pasillo de un castillo. Al fondo vi una puerta con un gran letrero luminoso en el que ponía Joker… Qué ironía.
Me dirigí hacia la puerta, y ¡cómo no! Otra puerta que se abrió sola. Dentro de la habitación estaba Joker, pero esta vez sin esa manta encima. Ahora llevaba puesto un chaqué como de presentador de circo y un sombrero de copa. Su cara… No tenía cara, era… Bueno, no tenía piel; era un esqueleto… Pero aún así podía hablar y hacer cosas de humanos.

Joker: Buenos días por la mañana temprano, Nico, te esperaba.
Nico: ...Buenos días. ¿Qué quería de mí?
Joker: ¿Qué tal has pasado la noche?
Nico: Bien, pero, ¿podemos ir al grano?
Joker: Como quieras, sólo intentaba ser educado. Pregunta lo que quieras.
Nico: Vale… ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy? Y ¿qué es todo esto?
Joker: Básicamente, quieres saberlo todo, ¿no?
Nico: Sí, por favor.
Joker: De acuerdo, pues te voy a contar una bonita historia… Todo comenzó una noche como otra cualquiera. Un niño se había fugado de casa porque sus padres le maltrataban física y psicológicamente. Harto de todo eso se escapó, y algo le hizo venir hasta aquí. El bosque le estuvo llamando, y el niño vino a su llamada. Sabía que era peligroso adentrarse en un bosque, pero ya todo le daba igual, así que entró y, para su sorpresa, se encontró con todo este pueblecito escondido. Estaba asombrado, pero también observo que sólo estaba él. La voz aún le estaba llamando, así que prosiguió su búsqueda y llegó hasta está mansión. Decidió adentrarse, y una vez dentro, encontró un rótulo que le estaba señalando algo… ese algo era muy luminoso. Al niño le fascinó algo tan luminoso y, como gato curioso, lo cogió, y tras una luz algo cegadora, al niño le cambió la vida. Ahora es un tejedor de sueños…
Nico: Vaya, es una historia algo irreal, pero…
Joker: ¿Pero?
Nico: Tú eres el niño ¿verdad?
Joker: Verdad.
Nico: Lo sabía… Y ¿qué es eso de “tejedor de sueños”?
Joker: ¿No lo has notado?
Nico: ¿?
Joker: El pueblo.
Nico: ¡Ah! Eso. Observé que por la noche el pueblo es como unas ruinas y por la mañana parece sacado de un cuento de hadas. ¿Cómo es posible?
Joker: De eso se trata mi poder de tejedor de sueños; mi poder me permite darle a todo niño que hay aquí un sueño, y darle un aspecto mas glamuroso al pueblo, lo malo es que sólo puedo tener este poder por la mañana. Por la noche mis poderes no funcionan, y eso llega a ser un gran castigo.
Nico: ¿Un gran castigo? ¿Por qué?
Joker: ¿Te acuerdas de Saray?
Nico: Sí, me acuerdo de ella, pero no sé qué le habrá pasado.
Joker: Saray es Lupita, Nico. Por la mañana, con mi poder, recibe su sueño, que es ser una bonita hada, y por la noche vuelve a su estado original, que es el de la niña que hiciste callar en la noche, Nico.
Nico: ¿Qué? No puede ser. Pero si estaba hecha polvo, y ahora está tan feliz… No lo comprendo.
Joker: Es el poder. Por la noche, al no hacer efecto, les obligo a meterse en sus casas antes de que caiga el sol, antes de que se pierda el poder. Lo malo es que si no obedecen, vuelven a ver sus rostros originales y vuelven a caer en sus traumas… Aquí todos los niños han sido maltratados, Nico, todos ellos. Yo fui uno de ellos cuando era un crío, y gracias al poder puedo ayudarles, por eso estoy aquí, por eso quiero darles felicidad, porque sé lo que sienten.
Nico: Entiendo… Pero aún me falta una pregunta.
Joker: Dispara.
Nico: Yo no he sido maltratado, al menos no físicamente, así que ¿qué hago aquí?
Joker: ¡Ah! Eso. Yo te llamé.
Nico: ¿Cómo?
Joker: Nico, tú tienes un don, el don del silencio, y por eso te llamé. Has sido el único capaz de hacer callar a uno de estos niños cuando han salido de sus casas. Yo sabía que tenías ese don, y te hice llamar por el bosque, pero Saray se me escapó y, la verdad, me sirvió mejor de cebo que la llamada del bosque. Así que me gustaría pedirte que te quedases entre nosotros y que seas el guardián del silencio… Ayúdame a que estos niños sean felices, por favor, Nico.

Había abandonado a mi familia, entrando en un bosque algo extraño pero asombroso a la vez, y ahora me pedían que me quedase entre ellos. O esto es un sueño o ya he perdido completamente la cabeza y estoy inmerso en una gran locura.
La verdad que no tenía nada que perder estando allí. Aparte, así ya podía tener amigos, que era una de las cosas que siempre he querido, así que, sin pensarlo mucho, acepté quedarme allí como el guardián del silencio… Aunque no sé cómo haré mi cometido.

Cuando salí de la mansión, Lupita aún me seguía esperando para enseñarme todo el pueblecito. Cuando la vi, no me podía creer que fuera la niña que hice callar la noche anterior. Cambiaba tanto el aspecto… Pero ¿cómo sería antes de haber sido maltratada? ¿Se acordaría aún de su otra vida antes de llegar aquí? Demasiadas preguntas me surgían cuando tendría que estar divirtiéndome con Lupita ahora, así que le ofrecí mi mano y mi mejor sonrisa, y nos fuimos a ver el pueblo.

El pueblo era muy fantástico; había pastelerías y frutos secos por todos lados, hermosas flores, todo muy verde y sobrecogedor, las casas eran todas iguales. Las casas que eran diferentes eran sitios para comprar o para cubrir otras necesidades de la gente. Estaba bien pensado, porque así podías diferenciar una casa de un comercio.
El pueblo era de lo más agradable, y sus habitantes, de lo mejor que he conocido en todas las ciudades en las que he vivido, y lo mejor de todo era que el más mayor era Joker. Todos teníamos casi las mismas edades, así que no podría haber muchas diferencias de opiniones, ya que aún éramos críos y pasábamos de esas cosas.

A Lupita se la veía muy contenta, estaba muy feliz enseñándome el pueblo y comentándome anécdotas que le habían ocurrido. Después me dijo que la gustaría ir a ver cómo se iba a dormir el sol a su lugar favorito del pueblo, así que acepté.
Estaba muy a gusto al lado de Lupita, para qué negarlo.

Ya casi estaba anocheciendo, y llegó el momento de ir a ver cómo se iba a dormir el sol. Lupita me agarró de la mano con más fuerza y empezó a correr como si estuviera poseída por el diablo. Nos metimos por un callejón algo estrecho, y dimos a una parte del bosque en la que parecía la subida de un pico.
Lupita echó a correr más deprisa; quería llegar a tiempo. Hicimos zigzag entre los árboles y subimos por encima de un par de rocas, y por fin llegamos al sitio favorito de Lupita. Era una explanada que estaba por encima de todo el bosque, se podía ver casi por completo todo el pueblecito.
Empezaba a anochecer.

Lupita: ¡Mira, mira! El sol se va a descansar ya.
Nico: Sí, ya es tarde, Lupita, y pronto anochecerá. Se enfadará Joker si no estás en tu casa.
Lupita: Un ratillo más, Nico. No creo que la oscuridad me haga nada jajaja.
Nico: …

El sol desapareció, y a Lupita no le había pasado nada… Aún.

Lupita: NicoNico… ¿Y mis alas? Nico, ¡no veo mis alas! ¡NICO!
Nico: Calma, Lupita. Tus alas… Vamos, corre. Hemos de irnos a casa y rápido.
Lupita: Nico n… No puedo moverme, Nico. ¿Qué me está pasando?
Nico: Nada, Lupita… Nada grave. Venga, rápido, súbete a mi espalda.
Lupita: ¡ARRRRRRRRRRRGGGGGG!

El efecto de la magia había pasado; no pensé que se pasara tan rápido. Ahora enfrente de mí tenía a Saray, y no a Lupita. Estaba gritando igual que la noche en que la encontré. Sus estigmas marcados en la piel estaban brotando, y no era muy agradable verlo. No me quedó otra que cogerla como pude y bajar explanada abajo hasta el pueblo, y volver a dejarla en su casa durmiendo. Pero, con esos gritos, podría despertar a medio pueblo, y quien sabe qué ocurriría, ya que, según Joker, todos fueron maltratados, y si Saray sol ya mete estos gritos, imagínate todo un pueblo.
Antes de bajar tenía que hacerla callar. No sabía cómo, así que la abracé, y posé mi cabeza en uno de sus hombros. No creía que funcionase, pero es lo único que se me ocurrió. Para mi sorpresa, se calló y hasta me abrazó… Creo que me reconoció, porque, antes de abrazarme, me miró a los ojos y se percató de que era el chico de la otra vez. Viéndola cara a cara casi me sonrojé, ya que tenía unos grandes ojos marrones claros y una bonita sonrisa.

Tras ese emotivo momento, me la eché a la espalda y me la llevé hasta su casa. Menos mal que había dejado de gritar, porque si no ya habríamos despertado a medio pueblo y la hubiéramos tenido gorda.
En esta noche he comprendido cuál es mi trabajo. No es fácil, pero sé que me necesitan, y por eso sé que me quedaré hasta que me echen de aquí.
Dejé a Saray en su casa, y me dirigí a la mansión de Joker. Quería hablar con él.

Me encontraba enfrente de la casa de Joker. Un momento antes de entrar oí unos pequeños gritos; algo estaba pasando dentro. Tenía que entrar a ayudarle, así que entré corriendo en la mansión hasta la habitación, y allí estaba el verdadero Joker, no el esqueleto que veía a la luz del sol. El verdadero Joker era un hombre ya de mediana edad, con una barba muy poblada y los ojos rojos… Pero no estaba marcado como los demás del pueblo. Sería porque ya que era el único adulto, y el que llevaba aquí más tiempo y eso le hizo curarse totalmente, pero aún así, eso no significaba que no le pasasen otras cosas.

Nico: Joker, ¿estás bien?
Joker: Buenas noches, Nico. No, no estoy bien como puedes observar…
Nico: ¿Qué te está pasando?
Joker: Nico… Llevo mucho tiempo fuera de la realidad humana y eso me ha llevado a deteriorarme totalmente como humano.
Nico: No lo entiendo. ¿Qué quieres decir?
Joker: …
Nico: ¡JOKER!
Joker: Lo que quiero decir, Nico, es que… Me muero… Ya no puedo vivir de este modo y, aunque volviese a una vida normal, me seguiría muriendo igualmente.
Nico: Pero, si tú te mueres… ¿Qué pasara con los niños del pueblo?
Joker: Tendrán que irse, supongo. Tendrán que volver a sus antiguas vidas.
Nico: ¡NO! No puedes hacerles eso, Joker. Si volvieran a sus antiguas vidas volverían a sufrir, no puedes obligarles a que se vayan de aquí.
Joker: No hay otra forma Nico, es la única solución…
Nico: Tiene que haber otra… ¡Estoy seguro!
Joker: Nico… ¿Te puedo hacer una pregunta?
Nico: …Dime
Joker: ¿Cuál es tu sueño?

¿Mi sueño? Hacía tiempo que nadie me lo había preguntado.
De pequeño siempre decía que mi sueño era ser bombero o algo de eso, pero ahora… Ahora ¿cuál es mi sueño? Desde hacía mucho tiempo no lo pensaba, lo había perdido y todo por culpa de mi padre; tantos gritos y tanta mano dura hicieron mucha mella en mí…

Joker: Responde, Nico…
Nico: No lo sé, Joker. Hacía tiempo que no lo pensaba.
Joker: ¿Quieres un sueño?
Nico: …Sí
Joker: Entonces ¡téjelos tú!
Nico: No entiendo…
Joker: Cuando llegué aquí, yo tampoco tenía sueños, y creo que por eso encontré el poder de tejer los sueños, Nico. Creo que deberías heredar mi poder, y hacer que estos niños sigan siendo felices hasta que vuelvan a tener confianza en sí mismo, y puedan salir a la realidad de nuevo.
Nico: No sé qué hacer.
Joker: No lo pienses, hazlo y punto, Nico. Eres el candidato perfecto. Aparte, ella esta aquí.
Nico: Ella…
Joker: Hazlo, Nico.

Llegó la mañana. Hoy el sol no brillaba tan fuerte como todos los días; todo el pueblo se percató de que él había muerto. Se reunieron en el centro del pueblo para esperar a la salida del cuerpo y llevarle hacía su nueva vida… Donde quiera que fuese su alma.
Al cabo de unos minutos, las puertas de la mansión se abrieron de par en par, y una tumba de cristal decorada con adornos de madera y oro salió flotando de la mansión. Dentro estaba el cuerpo de Joker. Fue un día triste para todos.
La mañana pasó muy silenciosa en el pueblo, hasta llegada la tarde, en la cual se anunciaría el nuevo patriarca del pueblo.

Llegada la tarde, todo el pueblo estaba delante de la mansión, todos esperaban a que se volvieran abrir las puertas para ver quién iba a ser el nuevo patriarca del pueblo.
Las puertas se volvieron abrir, y apareció un chico joven con un traje de chaqué de pingüino y un sombrero de copa, parecía el mismo Joker rejuvenecido, pero todos se dieron cuenta de que no era él, sino el último chico en llegar al pueblo, Nico.
Sí, Nico heredó los poderes de Joker, y ahora tenía que hacerse cargo del pueblo, pero para eso pidió la ayuda de su amiga Lupita.

Pasaron los días, y parecía que Nico lo hacía muy bien, aunque ahora Nico ya no se hacía llamar así; se cambió el nombre por Arlequín.
Arlequín iba siempre acompañado de su amiga Lupita, que fue la primera amiga que tuvo allí. Ésta le ayudaba a orientarse y a recordarle sus deberes, con lo cual, Arlequín siempre le sonreía y le decía que sí a todo y cumplía con sus deberes.

Pasaron los años y muchos niños de los que había conocido Arlequín se fueron del pueblo, todos ellos curados de su gran espanto. Arlequín al ver la partida de estos niños se planteaba la misma pregunta; ¿Qué hacía allí? Sabía que ya era hora de partir de allí y volver al mundo real pero no se iría solo, esperaría que estuviese ya curada de su dolor su gran amor encontrado en ese pueblo, Saray. Esta aún no estaba curada del todo pero si Arlequín se lo pidiera se iría sin dudarlo, le quería demasiado.

En una noche en que las estrellas estaban más grandes de costumbre Arlequín estaba dando una vuelta de vigilancia por el pueblo y sin creerlo se encontró a su amor en el porche de su casa con una maleta, esta le sonrió y a la mañana siguiente nadie supo nada más de ellos, solo quedo como rastro de ellos una nota de despedida….

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