Historia de una flor

En la esquina de una oscura y marginal calle de una ciudad atosigada por la gran peste de la humanidad que estaba hecho ese mundo, se encontraba un niño con una flor aparentemente seca, pero en verdad su color era ese... Una rosa negra...


-Niño, niño, ¿por qué llevas una rosa marchita? -le dijo una anciana.

-No está marchita señora, su color es negro... -le respondió el niño.

-Si quieres te la puedo cambiar por una rosa muy bonita; yo tengo una floristería aquí cerca. Ven, tira esa y te doy una que esté en mejores condiciones -insistió la anciana.

-No quiero otra señora. Esta rosa es negra porque tiene un importante significado para mí, y lo tendrá para la persona a la cual se la daré. No voy a tirarla y cambiarla por otra más bonita -le medio sonrió a la anciana.

-¿Qué significado va a tener una rosa marchita? Una rosa en todo su esplendor le podrá decir todo lo que sientes hacia esa niña a la que fijo estás esperando. ¿O no crees eso, niño? -le sonrió amablemente la anciana

- Perdone que le discuta, señora, pero me da igual lo que pueda decir una rosa en su esplendor, me gusta más el significado de la rosa negra, y no está marchita como usted dice. Es negra y no hay mas misterio, y el significado que tiene no se lo diré ya que no es de su interés -le acabó gritando el niño.

-Vale, vale, niñato. Ya me voy. Ésta pobre ancianita sólo quería ayudarte con la niña a la que esperas, pero parece ser que no quieres ayuda, así que me iré -le dijo la anciana con una voz como entristecida. Pero ésta se escondió para ver la situación...

Pasaron las horas, y la noche llegaba a la ciudad. El niño seguía impasible en donde estaba. La anciana se desesperaba hasta que a lo lejos se vio una silueta de una chiquilla delgadilla y con largos cabellos.

- Por fin as llegado... -le respondió el niño.
- Siento la tardanza, mi niño, pero todo esto ha cambiado mucho... Fue aquí, ¿verdad? - le respondía ella.
- Una eternidad de ello la verdad... Como esta rosa negra -le dijo el niño.
- Sí, te acordaste del significado que tienen las rosas negras por lo que veo, eternidad, lo mismo que nosotros; ETERNAMENTE JUNTOS EN LA VIDA Y EN LA MUERTE... -le sonrió al niño burlonamente.
- En la vida ya no creo, mi niña, pero en la muerte ya para siempre, y sin que los años pasen -dijo el niño sonriendo.

La pareja se juntó, y dejaron la rosa en el suelo. Una nube negra pasó por delante de la pareja y desaparecieron. La anciana se acercó a donde estaban los chicos, pero allí ya no había nadie. Miró donde dejaron la rosa negra y vio que sobre ella había un trozo de placa con una esquela...